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PRECAUCIÓN
No encontraré jamás la piedra intacta cuya expresión contenía las formas. Esta escritura tiene que ser un espacio concreto entre su infinitud y lo que de ella sea capaz de precisar.
Será posible hallar en este recorrido otros lugares, otras piedras, múltiples tonos entre el azul y el negro de las noches pero será difícil ver con los ojos ni vacíos ni llenos sino completamente arrebatados de presente. Cualquier exceso de color tendría el mismo efecto que una reconstrucción imprudente sobre una vieja pared o en una calle, esa.
Escribir es una puerta, una ventana, una llave; es colocarse allí y encender o apagar algunas luces, apoyarse contra la esquina desde donde se ve todo de nuevo. Las palabras que sí de entre las otras, serán las que desaten los nudos que moldearon la memoria. Escribir es, antes que nada, un olvido.
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