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LA LUZ AZUL
No es prescindible el color azul que tienen las piedras al contraluz de los ojos, hay horas que no se pueden hacer con las palabras porque son todas de la luz.
El color amarillo tiene una dirección que pertenece a la mañana cuando el invierno y el verano tienen la misma edad. No le hacen falta pinceles, porque las sombras y las casas concentran, en cada uno de sus tramos, todas esas palabras de todos los días juntos. Acordonándose, mirándose, dejan pasar el cielo y las nevadas, dejan que pase el mundo para volverlo a ser.
La luz azul es una tarde, algo se ha hecho fotografía, y es justo entonces cuando se confabula con los espacios y hay que buscar los ángulos y las historias, lo que dicen las ramas, cada por qué en las ventanas, cuánta importancia tiene la cal, los años de la madera, el tejado, la calle mítica y esa figura extraña que mira desde lo alto. El color natural es que no existe, lo original, lo inimitable está hecho de extremos.
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