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EL ATRIO
El atrio estaba inmerso en los domingos y en casi todas las tardes, el atrio no se movió. Hay que girar ahora a la izquierda, como en los lunes, como en las tardes, como después a la derecha que ya era verde, como en los sueños de los abrigos, como en las velas, como cuando pensábamos en crecer, perder el tiempo, un trocito de suelo enciende toda la luz. Amarillo.
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